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1768-1968: JUAN IGNACIO DE IZTUETA  
CUMPLE 200 AÑOS
De los primeros folkloristas de Europa; trabajó en la restauración de las esencias  populares y de las danzas
Unidad Diario de la tarde , 28 de noviembre de 1967
Estuvimos ayer en Zaldivia, lugar de nacimiento de Juan Ignacio de Iztueta. Reinaba buen ambiente, aunque pasado por agua y desde el Txindoki, nevado, llegaba frío el aire.

En homenaje al preclaro folklorista vasco se ha confeccionado un abultado programa de
actos, de los cuales iremos dando información en días sucesivos.

Hoy, vispera del 29 de noviembre, que es cuando se cumplen 200 años del nacimiento de Iztueta, queremos desde aquí dedicarle también nuestro mas calido homenaje, sin perjuicio, repetimos, de que vayamos tratando en los días venideros el mismo tema.

Nos ha parecido interesante dar a conocer parte del estudio del P. G. de Barandiaran (S. J.) sobre la estética de Iztueta: parece fijar su autentica personalidad en el marco del tiempo.

"Juan Ignacio de Iztueta y Echeberria es el autor de la obra titulada “Gipuzkoa'ko Dan-
tza gogoangarrien Kondaira”. Ni la obra, ni la fama de su autor rebasan los límites del país, cuyas danzas recopilara y vivificara con nuevo aliento de perennidad. Iztueta era un hombre de pueblo y se dedico durante su vida al arte coreográfico popular. Cuando contaba unos 53 años, determinó escribir sus enseñanzas para servir de enlace entre la generación que se extinguía y la que seguía. A fines del siglo XVIII nuevos aires de modernismo recorrían los pueblos y villas de Guipúzcoa. La nueva generación irrumpía un tanto olvidadiza de la tradición folklórica,  y muchas formas de vida corrían peligro de quedar absorbidas por la  nueva ola de gustos y repugnancias sociales, y por el cambio del concepto de la vida. Este fenómeno era general en Europa al industrialismo que entonces  surgía.
 
  Iztueta por O.H. oñativia

Propúsose Juan Ignacio de Iztueta restaurar las costumbres que amenazaban ya a decaer de su antiguo vigor, examinando sus causas y recomendando los remedios que parecían oportunos. Iztueta es uno  de los hombres que tuvo “ consciencia ” de la situación nueva que se cernía, y uno de los primeros folkloristas de Europa que comenzaron a trabajar en la restauración de las esencias populares y de las danzas, cuyo florecimiento actual, tanto en las revistas estudio como en las universidades, así como en los congresos y festivales, es tan sorprendente y universal. Hace más de lustros  que se   fundó el Consejo Internacional  de Música  Popular   (International   Folk Music Council, IFMC, Londres), cuya finalidad es preservar la música popular —incluida la danza popular—,  fomentar su conocimiento y facilitar el estudio comparativo de este arte común a todos los pueblos. Profesores de  universidad, músicos , técnicos y eruditos de este ramo del saber, colaboran con esta entidad en el congreso anual que organiza y en la revista “Journal” of the I.F.M.C.) que publica. Con idénticas aspiraciones y en estrecha colaboración con el organismo anterior, se edita por la Wesleyan University Press en        Middletown, , Connecticut (USA), la revista “ Ethnomusicology'”   (E. M.). Las universidades poseen su sección de música popular con sus publicaciones particulares. Los festivales se suceden casi sin interrupción, ya como simples exhibiciones,  ya como  concursos regionales, tanto en los países occidentales como en los orientales. Cecil Sharp, Bela Bartok y Zoltan Kodaly (actual presidente de I.F.M.C.). Friedrich Silcher, Vasile Alecsandri... son todo un símbolo como propulsores del folklore popular,  coreológico , musical,  poético. Y con todo, esos nombres, menos el poeta rumano, algo anterior, nos son contemporáneos. Suecia, que se adelanto a otras naciones europeas en el afán de restaurar las danzas populares, es muy posterior a nuestro genial Iztueta. Era ya el año 1880 cuando su liga de estudiantes “ Filocoros” comenzó a desplegar su actividad en favor de las danzas nacionales suecas y de sus melodías originales. Iztueta publicaba su obra en 1826, unos 36 años antes que la colección de poesía popular del rumano, al menos el “ Cuaderno de las melodías” . Y el “ texto”  lleva el año de 1824 como fecha de aprobación por las autoridades de Guipúzcoa. No se sabe punto fijo el año en que Iztueta tomó la pluma para entregarse a la coreología y se decidió a dejarnos su obra. Pero si se ponderan las dificultades inherentes a la concepción de un libro, aunque adolezca de falta de orden y método rigurosos, los obstáculos que se deben  superar  provenientes del  tema mismo tan intrincado por la variedad de movimientos y su duración respectiva; y si todavía se añade que Iztueta se ve forzado a buscar a los músicos, a los que va cantando las 36 melodías, muchas de ellas largas y penosas, el acoplamiento de la letra y la repartición de las evoluciones a las frases musicales, todo ello le supondría probablemente a Iztueta el trabajo de varios años (¿cuatro?). Que el autor vasco-guipuzcoano fuera componiendo su libro poco a poco, mientras adiestraba a los grupos de dantzaris, esta, descartado, porque él mismo alude a un momento concreto en que comenzó a escribir la obra. Por otro dato que declara en el prólogo de la obra,  se concluiría tal vez que el libro compuesto ya en 1824, lo había comenzado antes de la fecha anteriormente supuesta de 1820. En efecto, comenzada ya la obra, anuncia que desde hacia cinco años una persona le había requerido en nombre del Ayuntamiento de  San Sebastian, la recogida de las melodías viejas o “ soñu zaarrak “ , para conservarlas en el archivo municipal. Suponiendo que Iztueta anuncia este hecho dos años antes de que terminara la obra, o sea, en 1822; y si se restan a esta fecha los cinco años arriba apuntados, se llega al año 1818, fecha en que recibe oficialmente el requerimiento de recopilar las melodías.  Otro dato, el término “mamelukoren bat”, empleado por Iztueta en son de burla, nos conduciría   indirectamente   a aceptar con mayor probabilidad una fecha anterior a 1820 que otra posterior a la misma. El uso del termino y la ocasión de su cita argüiría su actualidad viva en el ambiente de la sociedad, que llegaría a conocer a los mamelucos después de la expedición napoleónica a Egipto y  su aciaga intervención en los sucesos del 2 de mayo de 1808. Pero todavía estas suposiciones no aclaran la fecha exacta del comienzo de la obra. Sea lo que fuere de la exactitud de la fecha, en que se decide eficazmente a escribir sobre nuestro folklore, lo cierto es que se adelanta al poema épico “ La hija de Slava”, del eslovaco Juan Kollar, publicada en 1827, y se inserta en la época misma del movimiento renacentista y esperanzador de las nacionalidades europeas. Y con honda satisfacción se registra en los comienzos mismos de su “texto” que no solo había adquirido esa “consciencia” cultural nuestro coreólogo Iztueta, sino que otros amigos de entendimiento  lúcido le aconsejaban con clarividencia sobre el asunto, cuando le impulsaban a componer su obra en puro euskera, libre de gaztelanismos. De ahí el esfuerzo, no logrado, pero de un merito extraordinario de este hombre de pueblo, que se afana por alcanzar el perfeccionamiento del lenguaje, un euskera autentico como la autenticidad que buscaba en la coreología. Ante la reacción espontánea de un alma noble como la de Iztueta y las de sus consejeros, que buscan la “autenticidad del ser”, no valen las absurdas y rebuscadas objeciones de “palabras de laboratorio”, ni los paliativos de otras  intenciones parásitas cuando se intenta dotar de personalidad auténtica  a nuestro euskera.. El impulso  original, límpido e incontaminado de especulaciones subjetivas, como tendencia cuyo brote se enraíza en el seno de la naturaleza, quiere ser una conclusión irrevocable de que no es justo confundir la esencia del euskera con la de un dialecto neo-latino, acretinizándola en “erdalpatuá “.
 

Nace Iztueta en 1767. Se casa a la edad de 23 años, en 1790,  y muere a los 78 años, en 1845. Según estos datos del prologo del “Cuaderno de las melodías”, preparado por don Juan, Carlos de Gortazar y el padre José Antonio de Donostia, y tomando como punto de referencia el año de 1820, como fecha de composición de la obra coreológica, escribía su libro a los 53 años, es decir, 25 años antes de su muerte. Si  las noticias que refiere en 1820 pertenecen a una época anterior en  unos treinta años, sus observaciones estaban en vigor en 1790, es decir, cuando Iztueta tenía la edad de 23 años. La cita referente a Gaspar Melchor de Jovellanos, que relata su viaje efectuado al País Vasco, y atestigua los bailes presenciados por el mismo político, confirma la fecha de 1791. Cuando Iztueta ceso de acudir a la plaza, habrá que entenderlo como director y activo organizador de grupos, porque los ancianos no dejaban de reunirse en ella para contemplar las danzas. Y concretamente narra un caso reciente entonces, “ ez da oraindik bi urte”  (no hace todavía dos años), o sea, hacia 1818-1820,  según las suposiciones convenidas, cuando Iztueta increpa vivamente a un tambolintero, que ejecutaba fuera de las normas acostumbradas la ezpata dantza vasco-guipuzcoana. Casos semejantes a éste actuarían de propulsores subconscientes en el espíritu animoso de Iztueta, para que emprendiera la tarea de recopilar y reglamentar las danzas vasco-guipuzcoanas. Escogió como colaboradores al compositor Pedro de Albeniz y al organista de Hernani, don Manuel de Larrarte.

L. de C.

ZALDIBIA


Unidad Diario de la tarde , 28 de noviembre de 1967

1967 Iztuetari omenaldia

Celebrados el concurso de redacción y dibujo infantil la exposición de trabajos infantiles en el lateral izquierda de la iglesia, la actuación del grupo de danzas Goizaldi, el teatro por el grupo “Jarrai”, la feria del libro y discos, así como las conferencias por Zumeta sobre arte actual y la exposición del grupo “Gaur”.

Hoy, martes: Conferencias por Villasante sobre “Critica histórica de Iztueta”.

Mañana, día 29: Conferencias por Urbeltz y Arza sobre “Danzas e instrumentos populares”.

Día 30 Teatro por el grupo “Su-Gar” .

Día 1 de diciembre: Conferencias por San Martín sobre “Poesía vasca en el momento actual”.

Dia 2: Actuación del grupo “ Ez Dok Amair”.

Día 5, domingo: Actuación de cuatro txalapartas en colinas cercanas . En  los alrededores del pueblo, los zuntzurrus de  Ituren.

Recibimiento de los txistularis, desfile de dantzaris conduciendo al pueblo a la santa misa.

En la plaza de Iztueta, y ante la casa de este, aurresku homenaje por los intelectuales de nuestro país.

Actuación de bersolaris sobre la obra de Iztueta y su vida.

Continuación del aurresku en la plaza mayor.

Hasta las dos, actuación continua de los dantzaris en todas las plazas y calles de la Villa.

Comida popular.

Exhibición homenaje de los grrupos autóctonos de dantzar de Berriz, Oñate, Ituren, Cheraute, Otxagabia y Argia.

Laguntzaileak:

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