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Historia o memorial del Grupo de Danzas Goizaldi 
El Diario Vasco , San Sebastián 12 de diciembre de 1974
En edición patrocinada por la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián, acaba de llegar a nuestras manos un libro conteniendo el historial del grupo de danzas Goizaldi, del que es autor Javier M. Sada y de la versión al euskera, Jon Urrujulegi. El primor de la edición, avalada con texto bilingüe y bellas ilustraciones, pregonan una vez mas, bien a las claras, los afanes culturales de la mencionada institución. Justo es este reconocimiento y explicable el que Goizaldi agradecidamente se lo haya querido dedicar, como cumplía.

En años inmediatos a la segunda conflagración mundial —como se dice en la presentación—, unos muchachos donostiarras llevados de su amor a las tradiciones y a las danza, del País Vasco, formaban Goizaldi. Que esta agrupación haya llegado a la cima de sus 25 años constituye, para Guipúzcoa en particular, una realidad venturosa y una noticia digna de ser registrada con verdadero gozo en los anales del folklore vasco. Y ello, no sólo por haber cubierto un periodo tan largo en tiempos en que hemos sido testigos de tantas quiebras y desintegración de coros y grupos artísticos como por el espíritu que les ha distinguido; mantiene en su totalidad y pureza las treinta y seis danzas de las que di cuenta en su libro de 1824 Juan de Iztueta. En este sentido y gracias al magisterio de Cándido Pujana, Goizaldi se siente heredera del espíritu iztuetano manteniendo muchos años en su cuna natal de Zaldivia por Olano, después en Villafranca de Ordizia , y de allí extendido y programado por José Lorenzo Pujana en su cargo de maestro de bailes de la Excma. Diputación de Guipúzcoa, y de la Escuela Municipal de Danzas Populares Vascas.

A todo lo largo del año 1973 celebró Goizaldi sus bodas de plata, con actos y conferencias ilustradas, despertando un creciente interés, del que los lectores sin duda guardan memoria. Convenía sí recoger —y ¡en qué excelente papel!—, ejecutoria tan brillante de estos esforzados coribantes que saben que bailar no es sólo cantar con los pies como escribió Iztueta, sino manifestar el espíritu ancestral de una raza.

Con buena aguja, en este caso con un método y estilo muy periodísticos, ha tejido Javier de Sada la historia de esos cinco lustros, de ese cuarto de siglo en que Goizaldi se ha hecho presente en tantos escenarios y plazas, no solo nacionales sino europeos, obteniendo largo rosario de e premios y medallas. Hoy por hoy, gracias al puente de los Pujana, padre o hijo, Goizaldi mantiene la antorcha que un día encendiera con tanto entusiasmo y bien consciente del peligro que se cernía sobre ellas, de las danzas, de esas danzas que en nuestra niñez aprendimos de aquel bardo y hombre de otros siglos que fuera Joshe Lorentxo Pujana, y cuya fotografía ocupa, como correspondía, una de las páginas de este libro de 171 páginas.

Merece también atención la fiel y cuidada versión que del texto de Javier de Sada ha llevado a cabo Jon Urrujulegi. Todos ellos son dignos del mejor elogio por la labor realizada.

Y, ahora, a esperar y a confiar que estas páginas y estas fotografías que ilustran la trayectoria de los veinticinco años de Goizaldi y que un precioso legado para hijos y descendientes, no sean para adormecerlos en la contemplación de un pasado brillante, sino exigencia y estímulo de una fidelidad y entrega más entusiasta, si cabe, a las danzas y al folklore guipuzcoano.

Goizaldi, alzadas las espadas y en arco triunfal, tensos los músculos, Aurrera, hacia vuestras bodas de oro.

JOSÉ GARMENDIA

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