IZTUETA BERSOLARI
La Voz de España, 20-IX-67
Esperamos poder aclarar muchas de estas interrogantes y sí al menos, consolidar las noticias de base cierta. Por ahí andan a estas alturas libros sobre literatura vasca y otros en que reina la confusión sobre el dantzari y escritor euskérikos. Pero respondamos hoy al titulo que encabeza estas líneas.
A quien haya leído las dos obras fundamentales “ Guipuzcoaco danzac” y “ Guipuzcoaco condaira” , no le ha de extrañar la afirmación de que Iztueta fue un versificador, un bersolari. Entendamos bien las cosas. No decimos poeta, porque tendríamos que hacer referencia al espontáneo y encendido poema “ Kontxesiri” (y esto lo dejamos para otro día), sino a sus dotes de bersolari o versificador, cosa bien distinta por cierto.
Su alma lírica debió sentir la imperiosa necesidad de expresarse desde edad muy temprana. Tenia alma de bardo y cantor y esta honda pasión le acompañó hasta la muerte. Gustará de resumir aún los capítulos de prosa en estrofa de cuatro versos, de retocar, crear y añadir a los populares los propios.
Que tenia renombre y era una autoridad en la materia nos confirma el hecho de que fuera elegido como parte integrante del jurado en el concurso de bersolaris que se celebró en la plaza de Villabona ante más de cuatro mil personas el año 1800, o sea cuando tenía 33 años y al que no pudo asistir, siendo sustituido por Fernando Amezquetarra, como él mismo nos dice en el libro de danzas.
No cabe duda de que fue un auténtico bersolari y que sus versos andaban de boca en boca en su pueblo natal y que muchos se han perdido.
Muy en razón anda por eso Manterola cuando en su Cancionero, serie 1.ª, t.1 pág. 38, afirma que Iztueta compuso muchos versos sobre la vida pastoril, cantares de noche (Gabon Kantak) y otros temas. Diríamos, sobre todos aquellos que Incorporó en su primeriza escasa cultura en su pueblo, ya fueran de tipo religioso o de lo que observaba a su alrededor.
Gozosamente hemos podido comprobar esta conjetura, o atisbo de Manterola en unas estrofas que, cosidas entre los papeles de un proceso de 1816, hemos hallado en el Ayuntamiento de Zaldivia. Versos inéditos hasta ahora y no conocidos que queremos examinar brevemente y ofrecemos a quien quiera publicarlos.
No están escritos de su puño y letra, sino copiados por Juan Francisco de Albisu Irive, que aparece siempre en los documentos como testigo de los acontecimientos familiares y, quizás, por cotejos que hemos hecho en el libro de danzas, juntando en una línea dos versos. Pero que son de Iztueta no cabe la menor duda. En primer lugar, porque dice
“Capaguin chiquia da cantore autorea”. No sólo era conocido Iztueta entre los suyos por su lenguaje dulce y halagador con el mote de “Txuri”, sino con el de la proveniencia de su casa “Capagindegi”. “Chiquía”, porque era bajo de estatura. También nos dan a indicar esto la medida de sus bordadas zapatillas que aún se conservan.
Así al menos nos confirmó un día el anciano entusiasta, y devoto de sus antepasados don José Ángel Mancicidor.
Encontramos en segundo lugar algunas estrofas con escasas variantes y desde luego abundando en los mismos conceptos, en el libro de danzas.
En tercer lugar, Iztueta no deja de repetir cuando se le presenta la ocasión —muchas veces— de que él es un hombre de escasa ciencia y Así dirá en las estrofas que
comentamos:
Jaquinduria nailuque bu-
[ruan gordea
ongui aterazeko onelaco
[obrea
ez naiz filosofea ain guchí
[dotorea
estudio gabeco guizon bat
[pobrea
Capaguin chiquía da can-
[tore autorea.
Los versos hallados y que tanto parecido tienen con los publicados en la pág. 191 del libro de las danzas, son desde luego anteriores. Menos trabajos y desde luego con más erderismos. Ya José M.ª Donosty disentía en un articulo publicado en agosto de 1945 sobre la poesía de “Kontxesiri”, de Manterola que considera el lenguaje de este poema “puro y correcto”. En Iztueta hay un tanto por cierto muy grande de castellanismos y erderismos, de los que sin duda fue purificándose a medida que fueron pasando los años. Lo comprobamos en estos versos sencillos de doctrina cristiana, rigorosos y sentenciosos.
Ocasión habrá, en el transcurso de estos meses, de asomarnos al alma de Iztueta. Queríamos hoy ofrecer el hallazgo de estas estrofas que sin duda han de alegrar a todos los amantes, a todos los que se interesan por las cosas y la lengua euskérika.
José GARMENDIA