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Jose Lorenzo Pujana  
PUJANA, DANTZARI
El Diario Vasco, San Sebastián , 28 de agosto de 1968
Para el próximo 8 de septiembre, conmemorando el centenario de su nacimiento, se anuncia el homenaje a Pujana de diversos grupos y discípulos juntamente con el Ayuntamiento de Villafranca de Ordizia, de donde era oriundo.

Quiera salir aquí al paso de unas cuantas inexactitudes que aparecían en un suelto, por lo demás muy certero y en su punto, que bajo el título de «Pujana» publicaba este diario fecha de 9 de agosto.

Se refiere a que Pujana era de humilde familia para aquellos tiempos y que tuvo no tres, sino cuatro hijos.

Declarados estos dos puntos , y , ante la proximidad de la fecha del homenaje, quiero ampliar más la vida y el significado de su arte dentro del folklore vasco.

A Iztueta, Olano y Lorenzo Pujana, sastre de oficio, pero artista de condición , bailarín y maestro de bailarines vascos, debe Guipúzcoa la conservación de sus viejas danzas.

Pujana no sólo fue un bailarín excepcional, dedicado de por vida a su práctica y a la enseñanza formando cuadros y grupos de dantzaris, sino también uno de los pocos interpretes del libro, de danzas de Iztueta.

Se lo sabía de memoria y si bien el ejemplar rarísimo que guarda su lujo cándido , carecía de índice , no le hacía falta para encontrar , sus vacilaciones, en sus páginas la cita oportuna.

Aprendió a bailar en el caserío Ichausti de Villafranca, en la escuela de danzas vascas que allí tenía el profesor José Antonio Olano. Contaba entonces poco más de cinco años.

A los ocho, era jefe del cuadro de dantzaris de Villafranca. Un día, en Cestona, le hicieron bailar un zortzico especial compuesto para él y el barón de Sangarrén le tiró al tablado unas monedas de oro, las recogió, asustado y las entregó al maestro Olano, por quien sentía una gran veneración.

La muerte de Olano, falleciendo del esfuerzo, hecho ante Francisco Olazán en la Plaza de Zumaya, determinó en Pujana la resolución de hacerse sastre. Pero, por poco tiempo. Tenía entonces quince años y estuvo aprendiendo el oficio en Bayona y en Bilbao. Su diversión de los domingos era irse por lo pueblos a ver cómo bailaban el aurresku los vascos-franceses y los vizcaínos , danza que es de pura tradición vascongada . Es demasiado grave y elegante para que se pueda bailar más de una vez durante un día.

Se casó al mismo tiempo que una sastrería abrío una escuela de danzas en la casa Bekoechea, que le cedió gratuitamente don Zacarías Antía. Con el cuadro, recorrió , contratado , las provincias Vascongadas y Navarra, muchas capitales de España. Burdeos ,París y Londres.

Fue en 1932 cuando estuvo en París con Orueta, los Brunet, Gaytán de Ayala , etc. El año anterior había estado en Londres y el escenario de su actuación fue en varios teatros y en campo abierto, ante una inmensa multitud entre la que se encontraba la reina de España, doña Victoria Eugenia.

Nombrado maestro de danzas por la Diputación y el Ayuntamiento de San Sebastián no cesó su actividad hasta la hora de su muerte , acaecida en Sestao (Vizcaya) el 20 de agosto de 1947.

En Villafranca, Cestona, Añorga, Leiza, Zaldivia, Azpeitia, etc.etc. se le recordará de modo especial en el día del homenaje, donde todavía viven muchos formados en el amor de su magisterio.

Buena ocasión sería ésta para recordar a su hijo Cándido , el único quizás que sabe y está en el secreto de las 36 danzas que describe Iztueta , para que se perpetúen y no se olviden ni se adulteren.

Ojalá el fervor de ese día sirva para despertar el estímulo y la admiración hacia una de las represiones más puras y ancestrales de nuestro arte.

JOSÉ GARMENDIA