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El Mundo , Domingo 13 de agosto de 1995

Sr. Director:

No quiero que pase sin un breve comentario la efemérides del 150 aniversario de la muerte del gran y adelantado folklorista, Juan Ignacio de Iztueta (1767-1845).

Efectivamente, el 18 de agosto de 1845, hace siglo y medio o 150 años, fallecía en la casa natal de Zaldibia a sus 78 años. Larga vida, una vida airada y rebelde en su juventud y madurez hasta su total y generosa entrega, a todo lo tradicional, acuciado y temeroso de la desaparición de los usos y costumbres que regían en Gipuzkoa en su época.

Fue dantzari y capitaneó grupos de los mismos. No sólo eso, sino que se adelantó a toda Europa en la recogida y comentario de las mismas, al publicar en 1824 nada menos que la historia de 36 danzas, así como dos años más tarde, en 1826, su libro de 50 melodías, que por falta de caracteres tipográficos no se publicaban en España. Entregó encendida esta llama a su discípulo Olano, éste a los Pujana, y hoy en día sigue muy viva en tantos grupos de dantzaris, empezando por Goizaldi y tantos otros.

Si algo hay claro en su vida es su gran espíritu de trabajo y de una profunda intuición por la conservación de las tradiciones. Autor de muy variados y excelentes estudios y trabajos, no se puede olvidar su Historia de Guipúzcoa, la primera escrita en vascuence, así como de un Vocabulario o Iztegi, que próximamente va a ser publicado por la Fundación Iztueta, de su pueblo natal Zaldibia en Gipuzkoa.

Juan Ignacio de Iztueta está presente en la cultura vasca. Muchos son los homenajes que desde 1929, promovido por Euskaitzaindia se han desarrollado después.

El año 1945, con motivo del primer centenario de su muerte en 1845. En 1967, segundo centenario de su nacimiento. También, a mediados de mayo, sin duda por las elecciones municipales adelantó el municipio de Zaldibia ciertos actos de homenaje.

La vida de Iztueta estuvo muy vinculada a la provincia, a la Diputación foral y Ayuntamiento de San Sebastián, donde vivió 25 años.

Justo era que enguirnaldáramos esta fecha con este breve recuerdo. Ezpatadantzaris, alzad vuestras espadas en loor del maestro, que bien merecido lo tiene.

MARÍA PILAR GARMENDIA MIGUEL