ESCRITO POR JESUS ELOSEGUI
Un libro que honra a la investigación guipuzcoana
Desde la celebración en 1967 del segundo centenario de su nacimiento, la compleja y enigmática figura del famoso zaldivitarra viene acaparando la atención de los estudiosos e interesados en la literatura y folklore vascos.
Al año escaso de dicha efemérides, dos volúmenes vieron la luz: ias«Obras inéditas» y la edición, por tercera vez «Libro de las danzas de Guipúzcoa»», y en esta ocasión en bilingüe. El primero, a cargo de José Garmendia, y la segunda versión al castellano del segundo, al del Padre Santiago Onaindía, carmelita, editados ambos por la Gran Enciclopedia Vasca, de Bilbao. Ahora ha locado el turno a la colección Auñamendi con un volumen bien apretado de mas de 300 páginas y del que es autor Jesús Elósegui.
No cabe más que la sorpresa y el alborozo al registrar este libro que honra a la investigación guipuzcoana. Atraido también--y de qué manera--por la polifacética personalidad de Iztueta, Jesús Elosegui ha llevado a cabo, con promesas de continuidad, una improba labor en los archivos provinciales de Tolosa y Oñate y en los parroquiales de San Sebastian, Azpeitia, Urnieta,Zaldibia.etc.
Fruto de estas pacientes rebúsquedas y sondeos de este magnifico libro, imprescindible va a la hora de saber el mundo de relaciones en que vivió Iztueta.
A través de sus páginas podemos seguir paso a paso, casi año tras año, la intensa y modida oeripecia vital de Iztueta, que el autor divide en siete etapas, desde los antecedentes familiares hasta la muerte en Zaldivia en 1845, pasando por los más diversos acontecimientos--dignos de novela-- que concurrieron en ese entrañable guipuzcoano.
El autor no sólo no se ha contentado con recoger una abundante documentación, ordenada y clasificada con una metodología admirable, con indicación en paréntesis, debajo de la transcripción de cada documento, de la edad correspondiente al personaje, sino añadido unos comentarios que vienen a aclarar y a enhebrar los hilos de la ya casi biografía iztuetana.
Jesús Elosegui, de cabeza bien ahormada y un pulso firma, abroquelado contra fáciles entusiamos y suposiciones, es verdaderamente merecedor de un caluroso elogio.
Los estudiosos e investigaciones de la historia vasca, como el municipio y la villa de Zaldibia a la que ha restituido una hermosa página de sus acontecimientos, se sienten en el honroso y grato deber de felicitar efusivamente al autor. Milla esker.
Estamos seguros de que su libro ocupará un puesto excepcional en la sala capitular de su Ayuntamiento, como en cualquiera de sus plazas, en breve--ese en nuestro deseo--,el busto de Iztueta, del que también es generoso artifice el tolosarra Juanito Lope.
Jose Garmendia