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La expulsión del hambre 
He aquí la representación del año mediante un pellejo, mediante un monigote que se considera equivalente al pellejo.

Pero, además, la «zaguia» o el personaje bifronte de Ochagavía, en su carácter de emisarios anuales de males, han podido acumular sobre sí otros significados. Entre ellos el de personificaciones del hambre. Don Simón de Rojas Clemente,naturalista valenciano de fines del siglo XVIII y comienzo del XIX, en una  historia que dejó manuscrita (o esbozada tan sólo casi) del pueblo de Titaguas, y de la que he tomado algunos datos sobre costumbres populares locales, dice que en el dicho pueblo, en su época, tenía lugar la costumbre siguiente: «El primer día de fiesta que sigue a la primera parva, trilla (la del trigo), amanece Lázaro (símbolo del hambre) arrimado a una pared (esquina de la plaza de la Carnicería, frente a la calle del Empedrado) o a la olivera de la plaza del Charradero, vestido a lo ridículo, con un cartelón en el pecho que anuncia su fuga de   abajo  hasta el Vallecillo; se le apalea. En 1825 amaneció en 2 de Julio y se le cantó por la noche larga albada, cosa no oída antes; bien que tampoco su figura había remanecido más de otra u otras dos veces en treinta años»(27)

Y poco más abajo dice: «Apenas se trilla la primera parva en cada año, se despacha a Lorenzo, símbolo  del hambre, representado por su figurón, que colocan contra la olivera»(28). Hay algo contradictorio en los dos informes. En uno se asegura que la expulsión del hambre era anual; en el otro, que se hacía de tarde en tarde. En el primero se le llama Lázaro a su representación; en el segundo, Lorenzo. Pero  sea el que  fuere el más  exacto, quiero señalar la semejanza de la costumbre valenciana con la que tenía lugar en el pueblo de Plutarco, en Queronea, con análogo fin. Dice aquél que para expulsar el hambre era uso conducir a un esclavo de puerta en puerta, esclavo al que se golpeaba con varas de «agnus castus» y a la vez se decía: « ¡Fuera el hambre; dentro la riqueza y la salud! », fórmula que recuerda algunas propias del momento de saltar la hoguera la noche de San Juan(29).

Entre todos los casos de expulsión de males recogidos en la antigüedad y en el presente no hay dos más parecidos30. Pero no cabe duda de que semejante representación del hambre, en particular la española, que se verifica en el momento de la cosecha, puede relacionarse con la máscara bifaciada de la danza de Ochagavía, a la que se golpea, con el odre de las otras danzas, y con
el «Mamurius» de los antiguos textos relativos a los salios(31).

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27 Agustín F. Barreiro, «Un capítulo de la historia inédita de Titaguas, por D. Simón de Rojas Clemente», en Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria. Actas y memorias, tomo XI (Madrid, 3932), página 127.
28 Barreiro, op. cit., pág. 132.
29 Plutarco, Quaest conv., VI, 8, 1 (693, e - 694, a).
30 Véase Frazer, The Golden Bough..., Part VI: «The Scapegoat» (Londres, 1933): sobre los casos de emisión, por medio de un ser humano, en Grecia, las págs.            252-274.
31 Creo que los casos de expulsión por otros motivos, como pestes, enfermedades y guerras, deben ser cuidadosamente separados. Característico entre ellos es el que cuenta Servio, Ad. Aen; III, 57, como tomado de Petronio: «Sacra id est execrabilis. Tractus est autem sermo ex more Gallorum. Nam Massilienses quotiens pestilentia laborabant, unus se ex pauperibus offerebat alendus anno integro publicis (sumptibus) et purioribus cibis. Hic postea omatus uerbenis et uestibus sacris circumducebatur per totam civitatem cum exsecrationibus, ut in ipsum reciderent mala totius ciuitatis, et sic proiciebatur. Hoc autem Petronium lectum est», «Fragm. Petr.», 1
 

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