El vasto movimiento de exaltación de la montaña que representó la “Federación Vasca de Alpinismo” hasta el año 1936—en la actualidad la Federación Española de Montañismo-- , tuvo también en el país, como es de rigor beneméritos y aislados precursores, que bien son acreedores al tributo de admiración de los que los seguimos en el culto montañero, y por cierto en la en espléndida germinación .
En una época, todavía reciente de Franco desafecto y temor a todo lo que no fuera el mostruoso urbanismo intensivo, que culmina a fines de la pasada centuria , supieron enderezar sus impulsos más vehementes al conocimiento y subsiguiente veneración, de los que aun siendo la médula de la estructura geográfica del país , nos llega envuelta en nieblas más densas que las atmosféricas; entre la ignorancia y carencia absoluta de noticias fuera de la abundantísima toponimia , feliz caudal transmitido oralmente por el pueblo, único fiel al medio en que ha convivido.
El proceso de resurgimiento del alpinismo ha seguido en todas partes idéntica trayectoria . Obra primero atrayendo a su causa a los naturalistas, botánicos y hombres de ciencia.. Siguen luego la medicina e higiene que encuentran en él sus más poderosos auxiliares. Y por fin la política , la sociología , la religiosidad, el arte que se orientan en movimiento centrípeto a la montaña , verdadero exultante de la humanidad.
Incorporado ya en el País Vasco a él, aun con cierto retraso, vamos a intentar promover el interés y la simpatía de los Club y grupos adscritos a la Federación y a los montañeros todos, hacía el escritor vasco y ferviente “aralarrista” Juan Ignacio de Iztueta.
Esto, además, moverá a otros a completar su parcial relación , enmendando las omisiones en que incurramos con la enumeración de nombres prestigiosos tales como : Los Adán de Yarza , los Martínez Aguirre, los Barsibar, et.., en Vizcaya y Alava; el venerable sacerdote Lacoizqueta, “capellán del Mendaur” monte de su predilección , tan enamorado de sus anémonas, árnicas y especies montanas como de las verdades evangélicas , autor de un apreciable diccionario trilingüe de plantas y a quien no hace mucho años nos dedicaron un justísimo homenaje los habitantes de Bertiz-Arana, su valle natal. Lacoizqueta contaba con los colaboradores en diferentes partes del país , entre los que citaremos el notario tolosano señor Furundarena , que además de otros hechos notorios en que intervino (en especial otorgando la escritura de abdicación de Carlos Alberto, rey de Piamonte , que viniendo de Raccongi en la región alpestre, abdicó en sus derechos al trono a favor de su hijo Víctor Manuel en un oscuro parador frente al Pirineo , el 1 de Abril de 1840) herborizada y sentía gran afición al campo.
Hecha esta leve mención, pasaremos a recordar a Juan Ignacio de Iztueta , el “zaldibitarra”.
Sus afanes montañeros quedan de manifiesto en su obra “Guipuzcoako Kondaira” publicada en San Sebastián el año 1847 (dos años después de su muerte). De escaso valor científico , es en cambio por la opulencia del lenguaje y riqueza de léxico uno de los textos más estimables del vascuence. En opinión del ilustre Echegaray es” un insigne monumento de candor”
Hemos llamado a Iztueta “aralarrista” y a justo título, pues es el primero de nuestros escritores que nos relata sus excursiones por Aralar, de donde recoge curiosas noticias e informaciones acerca de la vida pastoril y canta las impresiones de sus ascensiones a la cumbre del Larrunarri o Txindoki en estos términos : “ Aitz goititu onen erpiñera beste egiteko bage igorik, egon izendu naiz neu bein baño geiagotan kampo kabal ikusgarrizu ezin sapertuz”
Como se ve no fue a la montaña con fines venatorios, científicos o utilitarios de ninguna especie, sino “al monte por el monte”, que es el espíritu que informa a las modernas sociedades alpinas.
Debémosle pues un público testimonio del reconocimiento y gratitud , para lo cual nos atrevemos a proponer se estudie la forma de rendir homenaje a la memoria de nuestro Juan Ignacio, aprovechando que el día 18 de agosto próximo se cumple el centenario de su fallecimiento , acaecido en Zaldivia, el 18 de Agosto de 1845.
Zaldivia, cuna de Iztueta, al pie de la Sierra de Aralar, es el lugar más adecuado para las expansiones, actividades y acontecimientos montañistas.
Prestaría a la fiesta un adecuado relieve deportivo e “iztuetano” la participación en la misma de grupos de “danzaris” de diversos pueblos de la provincia , que así rendirían el más agradable de los homenajes, al “aralarrista” y a la vez esforzado paladín de nuestros bailes típicos , como puso de relieve en su obra “ Guipúzcoa ko dantza gogoangarrien kondaira” , publicada en San Sebastián en 1824.
Es autor también de varias composiciones poéticas en vascuence, y entre ellas es destacable la titulada “Konchesi”. El Ayuntamiento de San Sebastián dio su nombre a una calle de esta ciudad y creemos que su villa nativa no ha de ser menos y ha de subsanar este mismo año esa omisión con su hijo más destacado.
“ LOS AMIGOS DE ARALAR” , la entusiasta agrupación montañera tolosana y el Ayuntamiento de la N. Y L. Villa de Zaldivia, tienen la palabra.
En una época, todavía reciente de Franco desafecto y temor a todo lo que no fuera el mostruoso urbanismo intensivo, que culmina a fines de la pasada centuria , supieron enderezar sus impulsos más vehementes al conocimiento y subsiguiente veneración, de los que aun siendo la médula de la estructura geográfica del país , nos llega envuelta en nieblas más densas que las atmosféricas; entre la ignorancia y carencia absoluta de noticias fuera de la abundantísima toponimia , feliz caudal transmitido oralmente por el pueblo, único fiel al medio en que ha convivido.
El proceso de resurgimiento del alpinismo ha seguido en todas partes idéntica trayectoria . Obra primero atrayendo a su causa a los naturalistas, botánicos y hombres de ciencia.. Siguen luego la medicina e higiene que encuentran en él sus más poderosos auxiliares. Y por fin la política , la sociología , la religiosidad, el arte que se orientan en movimiento centrípeto a la montaña , verdadero exultante de la humanidad.
Incorporado ya en el País Vasco a él, aun con cierto retraso, vamos a intentar promover el interés y la simpatía de los Club y grupos adscritos a la Federación y a los montañeros todos, hacía el escritor vasco y ferviente “aralarrista” Juan Ignacio de Iztueta.
Esto, además, moverá a otros a completar su parcial relación , enmendando las omisiones en que incurramos con la enumeración de nombres prestigiosos tales como : Los Adán de Yarza , los Martínez Aguirre, los Barsibar, et.., en Vizcaya y Alava; el venerable sacerdote Lacoizqueta, “capellán del Mendaur” monte de su predilección , tan enamorado de sus anémonas, árnicas y especies montanas como de las verdades evangélicas , autor de un apreciable diccionario trilingüe de plantas y a quien no hace mucho años nos dedicaron un justísimo homenaje los habitantes de Bertiz-Arana, su valle natal. Lacoizqueta contaba con los colaboradores en diferentes partes del país , entre los que citaremos el notario tolosano señor Furundarena , que además de otros hechos notorios en que intervino (en especial otorgando la escritura de abdicación de Carlos Alberto, rey de Piamonte , que viniendo de Raccongi en la región alpestre, abdicó en sus derechos al trono a favor de su hijo Víctor Manuel en un oscuro parador frente al Pirineo , el 1 de Abril de 1840) herborizada y sentía gran afición al campo.
Hecha esta leve mención, pasaremos a recordar a Juan Ignacio de Iztueta , el “zaldibitarra”.
Sus afanes montañeros quedan de manifiesto en su obra “Guipuzcoako Kondaira” publicada en San Sebastián el año 1847 (dos años después de su muerte). De escaso valor científico , es en cambio por la opulencia del lenguaje y riqueza de léxico uno de los textos más estimables del vascuence. En opinión del ilustre Echegaray es” un insigne monumento de candor”
Hemos llamado a Iztueta “aralarrista” y a justo título, pues es el primero de nuestros escritores que nos relata sus excursiones por Aralar, de donde recoge curiosas noticias e informaciones acerca de la vida pastoril y canta las impresiones de sus ascensiones a la cumbre del Larrunarri o Txindoki en estos términos : “ Aitz goititu onen erpiñera beste egiteko bage igorik, egon izendu naiz neu bein baño geiagotan kampo kabal ikusgarrizu ezin sapertuz”
Como se ve no fue a la montaña con fines venatorios, científicos o utilitarios de ninguna especie, sino “al monte por el monte”, que es el espíritu que informa a las modernas sociedades alpinas.
Debémosle pues un público testimonio del reconocimiento y gratitud , para lo cual nos atrevemos a proponer se estudie la forma de rendir homenaje a la memoria de nuestro Juan Ignacio, aprovechando que el día 18 de agosto próximo se cumple el centenario de su fallecimiento , acaecido en Zaldivia, el 18 de Agosto de 1845.
Zaldivia, cuna de Iztueta, al pie de la Sierra de Aralar, es el lugar más adecuado para las expansiones, actividades y acontecimientos montañistas.
Prestaría a la fiesta un adecuado relieve deportivo e “iztuetano” la participación en la misma de grupos de “danzaris” de diversos pueblos de la provincia , que así rendirían el más agradable de los homenajes, al “aralarrista” y a la vez esforzado paladín de nuestros bailes típicos , como puso de relieve en su obra “ Guipúzcoa ko dantza gogoangarrien kondaira” , publicada en San Sebastián en 1824.
Es autor también de varias composiciones poéticas en vascuence, y entre ellas es destacable la titulada “Konchesi”. El Ayuntamiento de San Sebastián dio su nombre a una calle de esta ciudad y creemos que su villa nativa no ha de ser menos y ha de subsanar este mismo año esa omisión con su hijo más destacado.
“ LOS AMIGOS DE ARALAR” , la entusiasta agrupación montañera tolosana y el Ayuntamiento de la N. Y L. Villa de Zaldivia, tienen la palabra.
L. DE AYANBE